AVANCE DE LA REVISTA SOL ROJO Nº 47: ¿TERCERMUNDISMO O MAOÍSMO? ¿Qué es el “tercermundismo”? El término se ha usado para denominar principalmente a dos diferentes fenómenos: 1) El “Movimiento de Países No Alineados” (MPNA), es decir la agrupación de países que tiene su origen en la Conferencia de Bandung de 1955, promovida por Nasser, Nehru, Sukarno, Tito y otros. En síntesis fue un “antiimperialismo” bajo la dirección de la burguesía con el motivo de buscar una posición más favorable para algunos países oprimidos dentro del sistema imperialista, a través de acuerdos con las superpotencias y potencias imperialistas, es decir un “antiimperialismo” opuesto a la revolución proletaria. 2) El “tercermundismo” que se presenta como un “desarrollo” o una “aplicación” del marxismo-leninismo o del marxismo-leninismo-maoísmo, y tiene su origen en grupos de intelectuales y organizaciones principalmente en los países imperialistas en los años 60-70. Lo que planteaban los teoréticos del “tercermundismo” (Arghiri Emmanuel, Immanuel Wallerstein, Samir Amin y Gottfred Appel son los más conocidos) en síntesis era que la explotación imperialista del tercer mundo no solo había generado una aristocracia obrera y un revisionismo socialchovinista en los países imperialistas, sino que toda la clase obrera en estos países se había convertido en aristocracia obrera, es decir en una clase ya no revolucionaria sino aliada con la burguesía imperialista. La conclusión de los seguidores de tal “tercermundismo” es que no es posible hacer la revolución en los países imperialistas y que, consecuentemente, para los comunistas y antiimperialistas en estos países solo quedaría dedicarse a apoyar a las luchas en el tercer mundo en vez de organizar al proletariado y construir los Partidos Comunistas para derrocar a su propia burguesía y construir el Poder proletario a través de la guerra revolucionaria. En el presente artículo, a la luz del marxismo-leninismo-maoísmo, vamos a centrar en el segundo tipo de “tercermundismo” aunque este, como vamos a ver, tiene puntos fundamentales en común con la política del MPNA y con otras “teorías antiimperialistas” burguesas o pequeñoburguesas. Ver por ejemplo el llamado “poscolonialismo” o la “teoría poscolonial”, que no es nada más que el “postmodernismo” aplicado al tema del imperialismo/antiimperialismo, planteando en esencia que “el marxismo no es válido” para los pueblos oprimidos del tercer mundo, porque es “occidental” y “eurocentrista”. Lo que todos estos “antiimperialismos” no marxistas tienen en común es precisamente eso: negar, combatir y/o revisar al marxismo; negar el papel del proletariado como clase dirigente en la revolución en cada país y a nivel mundial, y así socavar la unión entre el movimiento de liberación nacional y el movimiento proletario internacional.
La posición marxista-leninista-maoísta La posición de los marxistas-leninistas-maoístas es clara: la contradicción naciones oprimidas – imperialismo hoy es la contradicción principal en el mundo, y las naciones oprimidas del tercer mundo son la base de la revolución mundial. Como el PCP lo ha definido en su Línea Internacional:
Y como establece el Presidente Gonzalo en la Entrevista de 1988:
Además, el PCP destaca que existe una situación revolucionaria en desarrollo desigual en el mundo, incluidos los países imperialistas:
Es decir que la lucha de las naciones oprimidas contra el imperialismo es base de la revolución mundial y va a definir el barrimiento del imperialismo, bajo la condición de que el proletariado la dirija con su ideología el marxismo, hoy el marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente el maoísmo. La contradicción principal determina como se expresan y desarrollan las otras contradicciones, pero no las anula. Además: “cualquiera de las cuatro contradicciones fundamentales puede ser principal según la circunstancia específica de la lucha de clases, transitoriamente o en determinados países” (Línea Internacional); por ejemplo, en un país imperialista la contradicción proletariado – burguesía sigue siendo la principal. La contradicción naciones oprimidas – imperialismo no niega la contradicción fundamental entre el proletariado y la burguesía, y no niega el papel histórico del proletariado, la única clase capaz de dirigir la revolución. No niega que la situación revolucionaria en desarrollo desigual se expresa también en los países imperialistas. Como vamos a ver, eso es precisamente lo que los “tercermundistas” quieren negar: el marxismo, la dirección proletaria, la existencia de una situación revolucionaria y la ofensiva estratégica de la revolución proletaria mundial.
Un libro tercermundista En 2018 se publicó en inglés el libro The Global Perspective: Reflections on Imperialism and Resistance (La Perspectiva Global: Reflecciones sobre el Imperialismo y la Resistencia) del autor danés Torkil Lauesen. Desde 1968 hasta los años 80, Lauesen era miembro de un grupo (M-KA – Grupo de Trabajo Comunista - Manifiesto) en Dinamarca originalmente encabezado por Gottfred Appel y guiado por su “teoría” tercermundista, la cual consideraban un “desarrollo” o una “aplicación” del marxismo-leninismo-pensamiento mao tsetung. Aplicando esa “teoría” en la práctica este grupo se dedicó a formar contactos con diferentes movimientos de liberación nacional en el tercer mundo y a recoger recursos para estos movimientos, incluso con acciones armadas para confiscar tales recursos. El grupo se disolvió en 1989 cuando Lauesen y otros miembros fueron detenidos y encarcelados. Hoy, Lauesen junto con Zak Cope y otros intelectuales siguen publicando libros y textos promoviendo su tesis “tercermundista” adaptada a las nuevas “teorías izquierdistas” de moda. El libro de Lauesen, como muchos de los textos “tercermundistas”, hace un resumen de la historia del imperialismo, del revisionismo socialchovinista y como este ha formado el pensamiento y la política del movimiento obrero en los países imperialistas. En sí, este resumen y los datos presentados serían beneficiosos de estudiar para la mayoría de “izquierdistas” en estos países que son formados por más de cien años del revisionismo socialchovinista que todavía constituye el fundamento ideológico de todo tipo de organizaciones revisionistas y anarquistas. Ahí, Lauesen refiere a las posiciones correctas de Marx, Engels y Lenin sobre el tema de la explotación de las colonias y las implicaciones de ella para la lucha de clases en los países imperialistas:
En las citas de Bernstein, como la siguiente, se ve el origen del socialchovinismo que hoy sigue siendo una de las características principales del revisionismo: "Las colonias están ahí, y es preciso ocuparse de ellas; estimo que cierta tutela de los pueblos civilizados sobre los pueblos no civilizados es una necesidad." (Bernstein), y Lauesen explica: "Las conexiones establecidas por Bernstein entre los intereses de la clase obrera alemana y el colonialismo eran lógicas. Sólo el colonialismo hizo posible mejorar la situación de los trabajadores europeos. Las ganancias coloniales permitieron al capital mitigar las contradicciones sociales dentro de los países europeos. Ayudó a convertir a las clases peligrosas en ciudadanos leales. El espectro de la revolución estaba contenido." (Lauesen, Torkil. The Global Perspective: Reflections on Imperialism and Resistance . Kersplebedeb Publishing. Kindle Edition.) Entonces, sobre el origen y el carácter del revisionismo, del reformismo y de todo el oportunismo socialchovinista todo está claro, y sigue siendo válida y correcta la posición de Lenin:
El tercermundismo contra el marxismo Aunque quieren presentarse como luchadores contra el socialchovinismo y buenos ayudantes a las luchas antiimperialistas, los “tercermundistas” en su análisis de la historia y de la situación actual abandonan el marxismo y llegan a las mismas conclusiones de la reacción y todo el revisionismo; que el marxismo ha “fallado” debido a su “dogmatismo”, que la revolución mundial está en “repliegue”, que hay que buscar “nuevos métodos” y ante todo, que no es posible ni deseable organizar al proletariado para hacer la revolución en los países imperialistas. En vez de movilizar a la clase para combatir y aplastar al socialchovinismo, plantean capitular ante el mismo. Niegan lo establecido por Lenin:
Según Lauesen, el leninismo “fracasó”: “Lenin quería movilizar al proletariado por debajo del nivel superior de los trabajadores mejor pagados y sindicalizados. Su estrategia fracasó.” (Lauesen, torkil. La perspectiva global: reflexiones sobre el imperialismo y la resistencia.) Este tema es recurrente en el libro: “El socialismo de estado no proporcionó el ejemplo de un mundo mejor que habíamos esperado; Faltaban tanto las estructuras democráticas como el progreso económico” (ibid.). Así como el “ex-maoísta” Avakian y otros revisionistas, Lauesen plantea que las revoluciones socialistas “fracasaron” porque los comunistas eran “dogmáticos” y “nacionalistas”: “Los intereses nacionales de los estados socialistas a menudo pesaban más que la solidaridad internacional en la lucha contra el imperialismo. Esto contribuyó a la disminución del movimiento antiimperialista a fines de los años setenta.”(ibid.) Para Lauesen, lo que “contribuyó a la disminución” no era el revisionismo, sino el “dogmatismo” de los comunistas que lucharon contra este revisionismo. Para Lauesen, el problema con las luchas en Vietnam, Palestina y otros lugares no era el bastón de mando del socialimperialismo soviético y la influencia del revisionismo contemporáneo, sino que los comunistas guiados por el Presidente Mao habían “dividido” a las fuerzas revolucionarias: “[la crítica china] causó una gran división en el movimiento socialista internacional que tuvo consecuencias negativas para los socialistas de todo el mundo. En retrospectiva, creo que la política soviética de "coexistencia pacífica" fue correcta. […]En M-KA, vimos a la Unión Soviética como un aliado táctico. "En nuestra colaboración práctica con los movimientos de liberación en África y Oriente Medio, vimos que la Unión Soviética estaba desempeñando un papel positivo en el terreno". Así como niega que se restauró el capitalismo en la Unión Soviética (en 1956), convirtiéndola en una superpotencia socialimperialista, Lauesen hoy considera que China no es una superpotencia imperialista sino que “Abrirá nuevas ventanas de oportunidad para un cambio social radical” y que “el gobierno chino representa cada vez más los intereses del Sur Global en los debates internacionales.” (ibid.). Lauesen y los “tercermundistas” han sustituido al marxismo por el pragmatismo, y niegan descaradamente la lucha entre la posición proletaria, el marxismo, y la posición burguesa dentro de las filas proletarias, el revisionismo. Consecuentemente plantea que “El socialismo realmente existente, y con él el movimiento antiimperialista de los años 70 y 80, desapareció con el colapso de la Unión Soviética en 1991. (ibid.)” Son las mismas posiciones revisionistas que encontramos en otros “ex-marxistas” como los Zapatistas en Mexico (los cuales Lauesen ensalza como ejemplo de los “nuevos métodos” que tienen que reemplazar el marxismo “autoritario” y “dogmático) y los seguidores de Öcalan, así como en todo tipo de organizaciones revisionistas y socialchovinistas de los países imperialistas.
Negando al proletariado como clase dirigente Para sustentar sus revisiones del marxismo, los tercermundistas han tenido que abandonar la definición marxista de lo que es una clase. Según Lauesen, “El término "clase" se usa para agrupar a personas con el mismo estatus económico.” (ibid.) – es decir más o menos la misma definición vulgar que la burguesía quiere imponer. Para los marxistas, las clases se definen por su relación con los medios de producción, y por su conciencia de clase. Aplicando esa definición científica, vemos que aunque las diferencias en nivel de vida, salarios etc. entre diferentes grupos de proletarios sí pueden afectar cómo se desarrolla la lucha de clases, no cambia el hecho fundamental de que todos los proletarios son explotados por los dueños de los medios de producción, y que la contradicción entre el proletariado y la burguesía es una contradicción antagónica, que no se puede resolver sino con la revolución proletaria y la destrucción de la burguesía como clase, sea en un país oprimido o en un país imperialista. Esta es una verdad objetiva, científica y marxista. Aquí vemos el fondo del revisionismo tercermundista: negar la revolución proletaria, reemplazándola con una supuesta “revolución de los pobres contra los ricos”, con una versión más del “anticapitalismo” no proletario que ya hemos visto en movimientos como “Occupy”, “Attac” y otros, es decir movimientos bajo dirección burguesa que en última instancia solo sirven para movilizar a las masas en torno a supuestas reformas dentro del sistema, por un “capitalismo más humano”. Lauesen refiere a tales movimientos en términos positivos, pero la revolución proletaria, como definida en el Manifiesto Comunista, ya no sería válida: “Cuando El Manifiesto Comunista fue escrito en 1848, el llamado a los 'proletarios de todos los países' a unirse no parecía utópico. Lo hace hoy, si consideramos tanto realidades históricas como contemporáneas. ¿Existe realmente una clase obrera unida por la explotación?” (ibid.). Aplicando su definición burguesa de las clases, llega a la conclusión que todos los “tercermundistas” tienen en común: “Los trabajadores del Norte Global tienen un interés objetivo en preservar el sistema.” (ibid.) Es decir que para los “tercermundistas” el problema de hacer la revolución en un país imperialista no es un problema de factores subjetivos, de conciencia de clase, de la necesidad de combatir al revisionismo socialchovinista y de construir los Partidos Comunistas. Para ellos el problema no está en que sectores (e incluso grandes sectores) de la clase obrera están bajo la influencia de la ideología y la política de la burguesía imperialista y sus lacayos revisionistas, sino que estos obreros “objetivamente” no tienen interés en destruir el sistema de explotación y opresión. No es raro que los teoréticos “tercermundistas” tengan que recurrir a las “teorías” de las clases explotadoras para “sustentar” a tales tonterías, porque con el marxismo no se puede. En realidad, las condiciones objetivas para la revolución en los países imperialistas existen y se expresan cada vez más en las luchas actuales. Aunque Lauesen admite que hay problemas con la teoría “tercermundista” que él y su organización aplicaron en los años 70-80, y admite que el sistema imperialista hoy está en crisis y que las “condiciones objetivas para el cambio social son buenas”, en sus conclusiones finales se une con todos los demás revisionistas y socialchovinistas, planteando que el marxismo y la revolución proletaria han “fracasado”, que no hay que destruir a los viejos Estados reaccionarios y construir los nuevos – porque “las herramientas del poder estatal son herramientas efectivas de opresión; No son herramientas efectivas de cambio” (ibid.). En vez de la revolución proletaria, Lauesen propone seguir el ejemplo de los Zapatistas, de “no tomar el Poder, sino ejercerlo” (Subcomandante Marcos). Enumera tantos ejemplos de organizaciones, gobiernos y movimientos reformistas y “postmarxistas” que supuestamente representan el “nuevo camino” que hay que seguir, pero no menciona ni con una palabra la guerra popular en Perú, que desde su inicio en 1980 se desenvuelve como faro y guía para millones de revolucionarios obreros y campesinos en el mundo, y la guerra popular en la India solo la menciona incidentalmente.
Conclusiones La situación actual es que el imperialismo se encuentra en su crisis general y última, estamos entrando en una nueva gran ola de la revolución proletaria mundial y una situación revolucionaria en desarrollo desigual se expresa en todo el mundo. La revolución proletaria mundial está en su ofensiva estratégica. Mientras los imperialistas desenvuelven su nuevo reparto del mundo y se preparan para una tercera guerra mundial imperialista por la hegemonía mundial y para repartirse el botín (las naciones oprimidas), las fuerzas revolucionarias avanzan contra viento y marea, como se expresa en las guerras populares y luchas armadas bajo la bandera del maoísmo en Perú, en India, en Filipinas y otros lugares, en las luchas de liberación nacional en el tercer mundo y en las luchas violentas y heroicas del proletariado incluso en los países imperialistas. Los países oprimidos son la base de la revolución mundial, y cuando las guerras populares del mundo converjan en una guerra popular mundial contra la guerra mundial imperialista, las fuerzas de las naciones oprimidas cercarán a las superpotencias y potencias imperialistas, unidas con las fuerzas revolucionarias que luchan dentro de las entrañas de la bestia en los países imperialistas. En los países imperialistas la contradicción proletariado–burguesía sigue siendo la contradicción principal, expresándose en luchas violentas en los barrios proletarios, en huelgas y en protestas contra el viejo orden. El avance de las revoluciones en el tercer mundo inevitablemente va agudizando a las condiciones objetivas en los países imperialistas, generando cada vez más condiciones para la revolución en las entrañas de la bestia. El imperialismo, la reacción y el revisionismo hoy se esfuerzan para reforzar la retaguardia imperialista*, utilizando el revisionismo socialchovinista, el fascismo y el liberalismo para movilizar a las masas en servicio de la guerra imperialista y la dictadura burguesa, pero al mismo tiempo ya vemos que hay nuevas organizaciones en estos países que están por asumir el maoísmo y construir o reconstituir sus Partidos Comunistas como Partidos marxistas-leninistas-maoístas militarizados, aplicando la ideología universal a las condiciones específicas para preparar, iniciar y desarrollar la guerra popular. La esencia del “tercermundismo” es negar estas verdades marxistas y reemplazarlas con viejas y podridas “teorías” burguesas. Algunos lo hacen en forma más abierta, como Lauesen; otros pretenden presentar su “tercermundismo” como un “desarrollo” o una “aplicación” del marxismo-leninismo-maoísmo, pero en todos los casos no es nada más que un pretexto para no hacer el trabajo revolucionario en los países imperialistas; para postergar la revolución y limitarse al trabajo legal de crear opinión pública o “apoyar” a las luchas en el tercer mundo. Los comunistas, por otro lado, enarbolamos el principio de que el mejor apoyo a las revoluciones en otros países es hacer la revolución en su propio país.
_______________________________________ * "lo más importante de todo consiste en que la socialdemocracia [el revisionismo] es el principal vehículo del pacifismo imperialista en el seno de la clase obrera; por consiguiente, es el sostén fundamental del capitalismo en la clase obrera para la gestación de nuevas guerras e intervenciones. / Mas, para preparar nuevas guerras, no basta solamente con el pacifismo, aunque éste sea apoyada por una fuerza tan considerable como la socialdemocracia. Para ello se necesitan, además, ciertos medios de aplastamiento de las masas en los centros del imperialismo. El imperialismo no puede hacer la guerra sin reforzar la retaguardia imperialista. No se puede forzar la retaguardia imperialista sin aplastar a los obreros. Para ello, precisamente, existe el fascismo. (J.V. Stalin - Balance del pleno de Julio del C.C. del P.C.(b) de la U.R.S.S.) |